El alemán Peter Klasen, exponente del pop internacional, ha ido desarrollando en su pintura un universo que nos devuelve el absurdo de nuestra sociedad de consumo contemporánea, dominada por el poder de las imágenes vacías de contenido, un universo de formas mecánicas que traduce la quiebra de los valores del espíritu y la pérdida de un vínculo con el mundo de los arquetipos cuyo secreto la naturaleza guarda. Con sus signos, que indican caminos imposibles y advierten de peligros inminentes, se mezcla un lenguaje fragmentado, vuelto así indescifrable, que apunta también a la ausencia de sentido, de una totalidad originaria capaz de involucrar al hombre y a su Cosmos en una misma armonía. En estas serigrafías de particular belleza y significado poético, el artista reproduce el desencanto cotidiano en una acumulación carente de significado pero que aún posee una poderosa seducción traducida en el juego de colores muy vivos que contrastan con el negro de los signos. A este aspecto tan característico del imaginario pop se suma otra importante particularidad en la poesía de Klasen, la de una sensualidad llena de sugerencias oníricas, introducida por la figura femenina.